Intensa

03Xan08

Recapitulemos.

Dos mil siete empezó mejor imposible. En un avión recibía el nuevo año, como quien dice, y re-volvía a la Ciudad que me había acogido un poco antes, con un nudo en el estómago por todo lo que se me venía encima. Hoy, aunque parece mentira hace justo un año que comenzó toda esa aventura. Y lo mejor es que aún no ha terminado y todo lo que falta.

Y aunque en dos mil siete hubo picores, calor insoportable, lágrimas, tensión, velas, hondas tristezas, un poco de morriña, penas, fines de semana aburridos, esperas interminables, colas, y algunos gritos, fue un año completo. Con sus menos, pero también con sus más, sobre todo con sus más.

Dos mil ocho empezó de repente, llegó por una esquina de la plaza y se instaló silencioso y muy tranquilamente en el mundo -en mi mundo-, rodeado de un montón de gente que comía uvas. Pero el ocho tiene magia, tiene equilibrio y espirales, tensión y esmero. Ocho rima con muchas cosas, y disfruta de ese peso específico como de madurez que se tiene aunque no se quiere. En lo que va de año -dos noches y un día-, dos personas me han dicho y le he escuchado a otras dos que este año tiene pinta de ser uno de los buenos. Parece ser que el año de la suerte, de los juegos olímpicos y del amor. Así sea.

Por mi parte, dentro de unos días re-volveré a la Ciudad, que espero me siga perteneciendo y por supuesto yo a ella. Empezaré la aventura de otro año. El año en el que cumpliré un cuarto de siglo. El año en el que, parece ser, estaré más feliz que en dos mil siete. Será difícil superarlo. Pero dicen que la clave para ser feliz es tener cosas que celebrar. Y yo las tengo.

 

Filed under: Miscelánea   |  9 Comments
Etiquetas: Abraçada Intensa, Arranz-Bravo, Balance, Dos mil ocho, Dos mil siete, Intensa